miércoles, 4 de febrero de 2009

SAN LAZARO

Babalú Ayé era muy mujeriego. Andaba continuamente de parranda, todo el mundo le perdió el respeto y la misma Ochún, que era su mujer, lo abandonó. Un Jueves Santo, Orula le advirtió: Hoy domínate y no andes con mujeres. Sin hacer caso del consejo de Orunmila, esa noche se acostó con una de sus amantes. Al otro día amaneció con el cuerpo todo cubierto de llagas purulentas. La gente huía de él porque le tenía miedo al contagio y sólo lo seguían algunos perros a los que gustaba lamerle las llagas. Por mucho que suplicó, Olofi se negó a perdonarlo y al fin, Babalú Ayé murió. Pero a Ochún le dio lástima, y gracias a sus ardides consiguió que Olofi le devolviera la vida. Ahora Babalú Ayé sabía bien lo mucho que sufren los enfermos y por eso regresó tan caritativo y misericordioso. Babalú Ayé Atributos: Un manojo de varetas de palma de corojo o de coco que en su extremo inferior están atadas con una tela de saco. Se le añaden cauris y cuentas, para adornarlos. También telas de saco, y cualquier implemento propio de los impedidos. Igualmente perros, de cualquier tipo de material, que sean blancos y con manchas amarillas. Herramientas: Dos perritos de hierro. Dos muletas y una matraca. Bailes: Se sube y aparece casi siempre como enfermo, torcido y con las manos engarrotadas. Cojea y se siente tan débil que se cae. Su hablar es fañoso y tiene la nariz llena de mucosidades. Sus movimientos recuerdan los de un enfermo febril. En ocasiones hace como si espantara las moscas y demás insectos que se posan sobre sus llagas. También agita el ajá en el aire, como en un rito de limpieza barriendo todo lo malo. Babalú Ayé, se sincretiza con San Lázaro. Era natural de una aldea cerca de Jerusalén y de familia acaudalada. Tenía una hermana mayor llamada Marta, y otra destinada a ser famosa, llamada María. Esta María era propietaria del castillo de Magdalón y por eso era llamada María Magdalena. Jesús era amigo de la casa y gustaba de visitarla. Los evangelios cuentan que San Lázaro enfermó y murió. Jesús, al enterarse fue a su casa, y aunque llevaba cuatro días muerto, lo resucitó. San Lázaro tuvo que abandonar el país y, después de muchas aventuras, llegó hasta Francia, donde se hizo obispo de Marsella, bajo el imperio de Domiciano. Luego fue hecho prisionero y ejecutado, aunque en esta ocasión quedó definitivamente muerto. A San Lázaro suele representársele envuelto en vendas, y esto contribuyo a que su imagen se asociara a la de Babalu Ayé enfermo y harapiento. Su fiesta de celebración es el 17 de diciembre.

ELEEGUÁ

El nacimiento de EleguÁ El rey Okuboro y su esposa Añakí tuvieron un hijo al que llamaron Eleguá. Fue un niño inquieto y juguetón que gustaba de hacer travesuras.Cuando ya era adolescente, salió un día de paseo con su séquito y al pasar por un terreno donde la yerba estaba muy alta, el príncipe ordenó detenerse, se encaminó a la enmarañada manigua y anduvo hasta un lugar donde le parecía haber visto una misteriosa luz.Allí encontró un coco seco al que le brillaban dos pequeños ojos y con gran respeto lo recogió, ante el asombro de sus acompañantes, que no entendían cómo un objeto, al parecer insignificante, había logrado apaciguar al inquieto muchacho.Cuentan que nadie hizo caso al hallazgo del príncipe, por lo cual este lo dejó detrás de la puerta y se encerró en sus habitaciones.Tres días después Eleguá falleció y el coco comenzó a brillar con tal intensidad que todos quedaron sobrecogidos.Pasado el incidente olvidaron el coco. Sobrevino una cadena de catástrofes naturales, guerras y hambrunas que estaban destruyendo al pueblo. Alguien tuvo el tino de acordarse del coco que yacía olvidado detrás de la puerta del palacio y fueron a buscarlo, pero ya lo encontraron podrido y lleno de insectos.Acordaron entonces botarlo en el mismo lugar en que el fallecido príncipe lo había encontrado. Cuando lo arrojaron, chocó con una piedra y se partió en cuatro pedazos, dos quedaron con la masa hacia arriba y dos hacia abajo. De inmediato la piedra se iluminó como antes lo había hecho el coco. Los presentes la tomaron con mucho respeto, la llevaron al palacio y la colocaron detrás de la puerta.Allí recordaron siempre la memoria del príncipe Eleguá y sobrevino entonces una época de paz y prosperidad.Eleguá Atributos: A Elegba (Eleguá) se le atribuye todo tipo de objeto utilizado en los juegos infantiles: papalotes, pitos, bolas, soldaditos, así como todo tipo de llaves, machete, garabato, sombrero de guano, artes de caza y pesca, pepitas de oro y monedas de plata, palos de monte, bejucos, escopetas y cananas, tarros de venado, cocos secos decorados, porrón, tarros de chivo.Bailes: Cuando este orisha se sube, corre a situarse detrás de la puerta, que es su lugar ritual. Brinca y se agita como un chiquillo, hace muecas y mima juegos infantiles, como empinar un papalote y bailar un trompo. Le hace bromas a los espectadores, se va y luego regresa, no deja de hacer monerías, algunas de las cuales pueden ser eróticas. Siempre se le entrega un garabato con el que representa apartar la maleza, subrayando su papel de abrir los caminos. Frecuentemente baila en un solo pie y dando vueltas, en lo que parece ser una alegoría del remolino.Elegba sincretiza con el Niño de Atocha. La historia del Niño de Atocha es como sigue: en la ciudad de Atocha, en España, había muchos cristianos presos durante los últimos años de la ocupación árabe. Nadie estaba autorizado a entrar en las prisiones salvo los niños. Cierto día, un niño llegó a la prisión cargando un cesto lleno, de pan y un cubo lleno de agua con un cuenco para beber. Los moros quedaron asombrados, al observar que después de haberle servido a los innumerables prisioneros, tanto el cesto como el cubo seguían tan colmados como al principio. De acuerdo a la leyenda, Jesucristo había atendido a las plegarias y había venido, como niño a los que carecían de ayuda material y espiritual. Desde entonces es la imagen del niño de Atocha. Su fiesta de celebración el 1ro de enero. Su sincretización con Elegba parece relacionarse al carácter infantil con que se presenta el orisha. Su día es el 6 de enero

SHANGO´

Shango entrega la responsabilidad (es rey) Aconteció una vez que Shango era el que adivinaba con el tablero y tenía como subalternos suyo a Ozain y a Elegba; Shango era muy fiestero y no tenía tiempo para atender Ifa y a veces quería ir a una fiesta u otro lugar y en eso llegaba alguien a mirarse y de mala gana consultaba y mandaba a Ozain que le resolviera con cualquier hierba un día Shango se puso a pensar que el ya no podía con esa tragedia y que tenía que buscar a una persona seria que le hiciera el trabajo. Ozain y Elegba pensaron que ellos serian las personas que Shango escogería para dejarles el gobierno del mundo. Shango llamo a Elegba y le dijo que fuera a casa de Orunmila y que le dijera que el lo quería ver. Elegba fue y le dio el recado y éste le dijo que iría en cuanto pudiera. Cuando Orunmila llegó a casa de Shango y le preguntó lo que este quería, Shango le explicó lo que pensaba y necesitaba de el. Orunmila, le dijo que eso no podía ser, que pensaría Olofin de él; Shango dijo que no se preocupara que el resolvería con Olofin y entonces le dijo que hiciera la obra de la palma y que enseguida el llegaría donde él estuviera y en eso quedaron. Pero Ozain y Elegba quedaron descontentos, Elegba quedo ayudando a Orunmila; Ozain hizo todo lo contrario y se fue para el monte con sus vastos conocimientos de hierbas y palos, se puso a trabajar y eso llegó a inquietar a Orunmila que se miró y salió este Ifa, y por eso supo que le estaban acarreando con una prenda. Fue a la palma e hizo lo que Shango le mando y Shango que estaba en la loma vio la señal y partió, pero cuando iba atravesando el monte vio a Ozain trabajando; Shango tiró los rayos y centellas y le prendió fuego al bosque. Orunmila, que vio esto partió para el bosque y encontró a Ozain mutilado y sin conocimiento, lo recogió y lo curo; le hizo Ebbo y cuando Ozain se restableció le juro a Orunmila servirle ciegamente. Ozain, perdió un brazo, una pierna, una oreja y camina dando brincos.