lunes, 8 de diciembre de 2008

Seis grados de separación....

es una teoría que intenta probar el dicho de "el mundo es un pañuelo", dicho de otro modo, que cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces). La teoría fue inicialmente propuesta en 1929 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en una corta historia llamada Chains. El concepto está basado en la idea que el número de conocidos crece exponencialmente con el número de enlaces en la cadena, y sólo un pequeño número de enlaces son necesarios para que el conjunto de conocidos se convierta en la población humana entera.
En la década de los 50, Ithiel de Sola Pool (MIT) y Manfred Kochen (IBM) se propusieron demostrar la teoría matemáticamente. Aunque eran capaces de enunciar la cuestión "dado un conjunto de N personas, ¿cual es la probabilidad de que cada miembro de estos N estén conectados con otro miembro vía k1, k2, k3,..., kn enlaces?", después de veinte años todavía eran incapaces de resolver el problema a su propia satisfacción. En 1967, el psicólogo estadounidense Stanley Milgram ideó una nueva manera de probar la teoría, que él llamó "el problema del pequeño mundo". El experimento del mundo pequeño de Milgram consistió en la selección al azar de varias personas del medio oeste estadounidense, para que enviaran tarjetas postales a un extraño situado en Massachusetts, situado a varios miles de millas de distancia. Los remitentes conocían el nombre del destinatario, su ocupación y la localización aproximada. Se les indicó que enviaran el paquete a una persona que ellos conocieran directamente y que pensaran que fuera la que más probabilidades tendría, de todos sus amigos, de conocer directamente al destinatario. Esta persona tendría que hacer lo mismo y así sucesivamente hasta que el paquete fuera entregado personalmente a su destinatario final. Aunque los participantes esperaban que la cadena incluyera al menos cientos de intermediarios, la entrega de cada paquete solamente llevó, como promedio, entre cinco y siete intermediarios. Los descubrimientos de Milgram fueron publicados en "Psychology Today" e inspiraron la frase "seis grados de separación". El dramaturgo John Guare popularizó la frase cuando la escogió como título de su obra en 1990. Sin embargo, los descubrimientos de Milgram fueron criticados porque éstos estaban basados en el número de paquetes que alcanzaron el destinatario pretendido, que fueron sólo alrededor de un tercio del total de paquetes enviados. Además, muchos reclamaron que el experimento de Milgram era parcial en favor del éxito de la entrega de los paquetes seleccionando sus participantes de una lista de gente probablemente con ingresos por encima de lo normal, y por tanto no representativo de la persona media. Los seis grados de separación se convirtieron en una idea aceptada en la cultura popular después de que Brett C. Tjaden publicase un juego de ordenador en el sitio web de la University of Virginia basado en el problema del pequeño mundo. Tjaden usó la Internet Movie Database (IMDb) para documentar las conexiones entre diferentes actores. La Revista Time llamó a su sitio, "The Oracle of Bacon at Virginia"uno de los "Diez Mejores Sitios Web de 1996". Programas similares se siguen usando hoy en clases de introducción de ciencias de la computación con la finalidad de ilustrar grafos y listas.

Consejo para la cena de Navidad

La Navidad se traduce al número 6 que significa Inquietud. Hay que comprar cinta blanca trae paz y tranquilidad por la cantidad que gente que hay en tu mesa cortas un trozo de cinta y lo atas a la silla y pides un deseo para esa persona. En la mesa debes tener dos velas lilas que significan cambios positivos profundos, dos velas blancas para paz y tranquilidad y dos velas de color verde para que reine la armonía y la paz. Fruta, arroz, azúcar, almendras, pimienta blanca y laurel y pueden aromatizar con incienso. ¡Feliz Navidad!

Aprende a leer el lenguaje de las manos....

Usted puede aprender a leer, si así lo desea, es cuestión de querer ver, esa es la base para acceder a este conocimiento que ya tiene unos 5000 años aproximadamente. Cuando decimos que un monte es bueno nos estamos refiriendo a ciertas condiciones que le hacen recibir esa calificación; ¿pero cuáles son esas condiciones? En primer lugar lo que debemos intentar ver en una mano, es que sea armónica; o sea, que la mano sea coherente al cuerpo que pertenece. La mano en sí, debe tener un color equilibrado con el resto del cuerpo. La mano debe de ser fuerte y flexible, deben de corresponder los huesos a los músculos; estos son los que hacen los montes y forman la base donde se aposentan las líneas. Un buen monte será aquel que presente un color rosa firme, y que este en equilibrio dentro de la mano. Si usted mira la mano perpendicularmente, los montes parecerán pequeñas cúpulas que sobresalen de la base. Cuando presione sobre ellos, su tacto será dúctil y nunca cederá la mano a la presión. En la mayoría de las manos existe un monte que domina sobre los demás, también puede encontrarse que en una mano domina un monte y en la otra otro. En muchas manos pueden dominar más de un monte, como que todos ellos sean firmes consistentes y voluminosos. El monte que domine será la capacidad más relevante de esa persona, o sea, allí se verán las cualidades ejemplificadas del dios que represente dicho monte. Si el monte domina en la mano izquierda es un don con el cual se ha nacido, si en cambio, domina en la mano derecha, es que lo hemos adquirido; obviamente lo mejor es el equilibrio en ambas manos. Los montes son el pilar para la interpretación de las manos, ellos nos hablan de las cualidades de la persona, nos dice de su temperamento, sus virtudes y sus defectos, sus angustias, su estado de ánimo y de las posibilidades que es capaz de desarrollar. Un buen monte es un atributo que si se sabe manejar llegará a ser una cualidad o bien, puede permanecer dormido sin llegar nunca a ser una cualidad. Cada uno de los montes nos plantea su don y nos habla de la persona que tenemos delante, ellos le contarán su historia, sólo tiene que querer ver y comenzará a escuchar. Las líneas surcan entre los montes de la mano y nos van describiendo a lo largo de su recorrido la historia de la persona. Las líneas se dividen en: principales, de destino y secundarias, cada una de ellas nos transmite la información del elemento que representan; no obstante existen otras líneas que contienen otra información y que se ubican dentro de los montes, estas pequeñas líneas forman imágenes o dibujos, que según la zona de la mano en la cual se encuentren, nos darán más respuestas acerca de la persona a la que pertenecen: estos dibujos suelen formar estrellas, cruces, triángulos, cuadrados y anillos, que dependiendo de la zona en donde se encuentren su significado será positivo, o bien negativo. Las líneas son cambiantes y caprichosas, según se actúa, estas desaparecen o se reafirman, cambian su curso o se hacen más profundas y homogéneas. No se extrañe que aparezcan nuevas líneas en su mano a lo largo de su vida, ellas se incorporarán a la geografía de su mano, como objetos que va adquiriendo, o se añadirán como los elementos que usted incorpora en su pensamiento hasta que provoque el cambio deseado. La interpretación parte de los montes, ellos nos indican las cualidades con las que hemos nacido y como se han ido desarrollando. En las líneas comprobaremos cual ha sido el camino y dirección y de que forma se han manifestado dichas cualidades. Ellas nos hablan del tiempo, en las líneas ubicaremos el pasado, el presente y las posibilidades de futuro, así como la edad en que sucedió un hecho determinado que se ha quedado marcado en nuestras manos. Sabiendo la edad, único dato que debemos de pedirle al consultante, podremos ubicar el presente. Las líneas representan la cuarta dimensión, o sea, nos sitúan en el tiempo de la persona que esta delante de nosotros. Los montes son los atributos que llevamos con nosotros, las líneas nos indican como los hemos utilizado y en que momento. Las líneas deben de ser firmes, homogéneas y claras; cualquier isla o rompimiento, o si ésta se presenta en forma de cadena o deshilachada, desvirtuará su valor. El curso limpio y claro de una línea reafirmará el valor del monte y él de la línea misma. Sólo viendo muchas manos, usted comprenderá el significado de un buen monte y el de una buena línea. La práctica y el querer ver, le darán los elementos necesarios para poder hacer una interpretación fiel y fidedigna, tocando los elementos que realmente ayudarán a reafirmar o a cambiar aquello que sea positivo o negativo según sea el caso que se le presente.