sábado, 5 de abril de 2008

CINCO PASOS HACIA LA ARMONÍA DEL HOGAR

La vida cotidiana consiste esencialmente en una serie de actos, ”micro-sucesos” que estamos obligados a repetir diariamente. No podemos concebir estos actos en el vacío: asearnos, vestirnos, trabajar, descansar, comer;: cada uno de ellos tiene lugar dentro de un espacio o un entorno determinado, o más bien, junto con él; en colaboración con él. El Feng Shui se ocupa, precisamente, de nuestra relación con el espacio, de los factores sutiles que con frecuencia no alcanzamos a definir exactamente pero que “sentimos” que nos están afectando, positiva o negativamente. Feng Shui (se pronuncia fong shuei) significa "viento y agua". Los orígenes del Feng Shui se encuentran en la filosofía de los sabios taoístas que aparecieron en China hace unos dos mil años. Actualmente la práctica de este arte está oficialmente prohibida en China, sin embargo, el Feng Shui sobrevivió en Hong Kong. Allí, algunos arquitectos ingleses lo conocieron a través de las exigencias de sus clientes asiáticos. Por ejemplo, el grupo de Norman Foster se vio obligado a modificar su proyecto para el Banco de Hong Kong y Shangai, un edificio de 47 pisos, para adecuarlo a los principios del Feng Shui. Estos mismos principios se utilizan hoy en día en Inglaterra y en EEUU para determinar la localización y el diseño de viviendas, restaurantes, oficinas y locales como los de British Airways, Trump International Tower and Hotel, The Body Shop, Gap, Elizabeth Arden y Barney's, entre otros. Aunque el Feng shui es, en el fondo, una combinación de sensibilidad y de sentido común, no siempre resulta fácil entenderlo y aplicarlo. Y es que en Occidente recibimos al Feng Shui teñido de las costumbres, tradiciones y hasta supersticiones propias de la cultura china. Las verdades esenciales del Feng Shui subsisten, sin embargo, debajo de este velo oriental. La tendencia actual apunta a pensar en el Feng Shui como en una gramática del espacio: una estructura flexible sobre la cual cada uno puede expresar su propia individualidad y sus propias preferencias. Para aplicar correctamente el Feng Shui hay que comprender primero su "filosofía", resumida en Tres Principios Fundamentales: Tao, Yin-Yang y Chi. A no asustarse: estos conceptos, que aparecen a primera vista como intrincados y misteriosos, son, en realidad, cosas con las que estamos en contacto cotidianamente, sólo que con otros nombres. TRES PRINCIPIOS FUNDAMENTALES: TAO, YIN-YANG Y CHI Primer Principio: El Tao o El Camino Los taoístas fueron en cierto sentido los primeros defensores de la ecología. Ellos se dieron cuenta, hace mucho tiempo, de que existe una conexión invisible y sutil entre la Naturaleza y nosotros; y de que debemos encontrar la manera de vivir en armonía con ella y respetarla. Este es "El Camino" de la felicidad, el bienestar y la prosperidad. Pero los taoístas fueron más allá y descubrieron también que existía una conexión invisible entre lo interno y lo externo. Nuestra casa es una representación física de las fuerzas que operan en nuestro mundo interno. Cuando decimos que vamos a armonizar nuestro hogar queremos decir que vamos a ponerlo en sintonía con nuestro mundo interno: con nuestras necesidades, nuestros afectos, proyectos y aspiraciones más profundas. Vamos a aprender a lograr esta armonía utilizando el Feng Shui. Se dice que "el batido de las alas de una mariposa puede desatar una tormenta al otro lado del mundo". En la Naturaleza nada sucede al azar, tampoco en nuestras casas. Cada objeto, cada mueble, contiene una historia, ejerce una influencia, crea una experiencia, nos modifica. Pequeños cambios pueden generar grandes consecuencias. La dimensión del Feng Shui es la dimensión del pequeño detalle, de lo inadvertido, de lo sutil. UNA EXPERIENCIA SENCILLA PARA COMPROBAR COMO FUNCIONA EL FENG SHUI Para comprobar cómo opera el Feng Shui, te propongo el siguiente "experimento". Seguramente hay algún lugar de tu casa que se encuentra un poquito desordenado o descuidado. Puede ser una habitación, un ropero, un botiquín, un escritorio o incluso un altillo o la baulera. El principio del Tao nos dice que este desorden externo es el reflejo de alguna desarmonía "interna". Por lo tanto, cuando tengas un momento libre, aprovechalo para ordenar a fondo el lugar y deshacerte de todas las cosas que ya no te sirven. Como norma, hay que desprenderse de todo aquello que no se haya usado durante más de un año. Si hay algún objeto del cual te resulte difícil desprenderte, guardalo deliberadamente. Toma nota de tu estado emocional antes y después de hacer orden. Comprobarás que en los días siguientes (o incluso el mismo día) te sentirás de mejor ánimo, tus asuntos personales irán mejor y hasta es posible que recibas alguna sorpresa agradable. Modificamos el espacio para modificar nuestro destino

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